sábado, 3 de agosto de 2013

Un Experimento...

¿De lo Espiritual? (y otras supersticiones)

Por Alejandro Ortiz

En otra vida fui un dedicado estudiante del esoterismo y el ocultismo. Puse en práctica muchos de esos “estudios”. Lo hice de manera pública y muchos de mis contemporáneos me reconocían como una persona de “vastos conocimientos esotéricos y ocultistas”. Por mucho tiempo me disfruté de ser una “celebridad menor”  donde muchos venían a mí para concejos, consultas y recetas.

Eso fue en otra vida… pero muchos recuerdan esa vida…

“Yo me acuerdo” fue el saludo que me dio una persona que se acordaba de mi pasado. Persona que estaba teniendo graves problemas familiares y quería que “le hiciera un trabajo” para resolver todos sus problemas.

Tal vez fue mi perversidad, pero accedí  a su pedido y le dije: Te voy a ayudar. Esta sería una gran oportunidad para poner a prueba esas creencias populares de “trabajos” y “brujos” que mágicamente les resuelven los problemas a las personas.

El Problema

En este caso los problemas familiares surgían de la falta de comunicación entre la pareja, y acciones poco asertivas y falta de atención del hombre hacia sus responsabilidades como esposo y padre. Complicando la situación era que este hombre no reconocía su responsabilidad ante la situación que estaba viviendo, y le echaba la culpa a “brujos” que le habían hecho.
En especial culpaba a la madre de su esposa, quien él decía era la fuente de los “brujos” que creía le estaban haciendo. La realidad era que el único “brujo” que le estaba haciendo la madre de su esposa era recordarle lo mal esposo que él era.

Como Preámbulo al Experimento:

1.    Le realice una entrevista, de la cual obtuve información de su vida profesional y familiar, de sus costumbres y actitudes. Pero no la podría hacer de la manera profesional que haría un abogado o trabajador social. Tenía que incluir todo un montaje teatral de las expectativas de un ocultista. Así que le “realicé” una lectura del tarot, con velas e inciensos y paños rojos y blancos. Eso era lo que la persona esperaba… sino llenaba las expectativas, nada de lo que le dijera seria tomado en serio (por irónico que parezca).
2.    Luego de identificado los problemas (muchos de los cuales fueron auto diagnosticados, pero no reconocidos) los primeros pasos que le aconsejé fue ir a la playa para ‘limpiarse’  y luego al rio para ‘endulzarse’.
3.    Le aconsejé ir a la iglesia para ‘mantener a Dios y a Cristo contentos’.
4.    Y le di una larga lista de artículos que necesitaría para realizar el trabajo.

Todo dentro de las expectativas de las creencias populares.

El Experimento:

1.    Le pedí que me trajera las flores que le gustaban a su esposa para “preparárselas”. En realidad la única preparación que tuvieron fue la de adornar mi cocina. Luego de preparadas se las llevó a su esposa.
2.    Como él tenía la sospecha que le había “echado un brujo” le recomendé llevar a su esposa e hijos a la playa para que se limpiaran de esas fuerzas espirituales. Y que lo disfrazara todo como un día pasadía familiar.
3.    Luego le pedí que me trajera las frutas favoritas de su esposa (repetí el pasa #1, hasta las probé). Más adelante, le volví a pedir lo mismo con chocolates, hubiera recomendado traer joyas para “preparárselas” como amuletos, pero esta persona no tenía los recursos económicos.
4.    Siguiendo con el paso #2, esta vez le dije que llevara a su esposa e hijos al rio, para que se “endulzaran”.
5.    Finalmente, le dije que tenía que ir a la iglesia como familia. Que tenía que involucrase en las actividades de la iglesia y poner en práctica las enseñas. Le recordé que “Dios sabe lo que este en tu corazón, y podrás engañar a muchos, y hasta a ti mismo, pero no a él”.

El experimento duro unos 6 meses.

Resultados:

1.    Sus relaciones matrimoniales comenzaron a mejorar.
2.    El comportamiento de los hijos comenzó a mejorar.
3.    La suegra ya no le estaba haciendo “brujos”.

Durante todo el tiempo de la experimentación nunca hice algún brujo o trabajo. Ni siquiera pensaba en lo que estaría pasando con esta persona. Seguí en mi cotidianidad. Pero la persona creía que estaba metido en una recamara ritual haciendo brujos, oraciones, hechizos y encantos. No caí en la trampa de la adulación que en algún momento tanto disfruté.

La realidad es que puse a prueba todas esas supersticiones que tienen las personas en  relación con sus problemas y lo espiritual. Todas esas creencias de brujos y trabajos son tonterías. Ser una persona considerada y atenta a las necesidades de los demás, responsable por sus acciones, dejando a un lado el egoísmo, combinado con una sana espiritualidad y participación plena en su iglesia… Esa la clave para resolver los problemas, no “brujos” y “trabajos.”

Ahora hay que repetir el experimento para ver si podemos duplicar los resultados…


Pd. Los que dirían que lo engañé, están equivocados… porque le dije “te voy a ayudar” y eso fue lo que hice.

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