viernes, 31 de octubre de 2014

Ataque a la Autoestima





Por Frater Pravus

Las religiones se han asegurado que nazcamos con algún defecto.
Bill Maher

Cuántas veces hemos escuchado que la importancia de la auto estima en los niños. La cual es una pieza clave en el establecimiento de carácter y formación como seres humanos mental y emocionalmente saludables. Donde se intentan evitar cualquier acción de los familiares, escuela y sociedad en general que pueda vulnerar la auto estima de los niños. Sin embargo exponemos a los niños a un perverso sistema filosófico de vida llamada religión.

Una constante de las principales religiones, ya sea en sus mitos de creación, de su visión del ser humano o de su cosmología es que el ser humano es creado incompleta o con algún defecto. El cual se manifiesta cuando el ser humano comienza a desarrollar su criterio propio y actuar de acurdo a su voluntad.

Las religiones, no importa la localidad geográfica enseñan dogmas tan estúpidos como el pecado originar. Imponen visiones de mundo tan tontas como que la existencia es sufrimiento y que venimos a esta vida a pulgar los errores de vidas pasadas. Mas reciente las religiones nos han presentado postulados tan psicóticos como que el ser humano tiene parasites interestelares que impiden su evolución. Hay tantas tonterías como religiones establecidas.

La solución  ese defecto, la religión que inventó ese defecto.

Por otro lado, las religiones inculcan que el ser humano está vacio si no tiene una deidad en su vida. Sin la cual no se puede ser completo o feliz. Pero no puede ser alguna la deidad que mejor le parezca al individuo, tiene que ser la deidad de la religión específica que dice que estamos incompletos. Porque si no adoptamos esa deidad entonces le estamos dando la espalda a la deidad que nos puede completar y hacernos felices.

La inculcación de una religión a los niños es la castración de su Ser. Es el decirle tu no estás completo, tu siempre estarás plagado por un defecto que no se puede superar. Eres una persona lisiada desde el nacimiento sin la posibilidad de poder recuperación. Y la única manera de alivio es algo externo al individuo.

A los niños se les dice que si siguen el camino de la religión no podrán superarse y auto realizarse a sí mismos por la virtud de su ser o por merito propio. Si no por la gracia de un ser superior intangible e imperceptible que mora en el plano de lo irreal y la fantasía. Lo cual no se hace por el placer de mejorar sino para complacer a ese ser imaginario antropomorfizado y sexualizado creado por los seres humanos.

Donde queda la voluntad humana y el esfuerzo por mejorar. Donde queda la dignidad de ser un ser humano que se sostiene por su propia inteligencia y su capacidad. A las religiones no le interesa nada de esto. Personas que ejercen su voluntad y se esfuerzan por mejorar no llenan las iglesias. Personas inteligentes que se sostienen por sus propias capacidades no llenan iglesias.  

No debe sorprender que las religiones intenten reclutar y adoctrinar a los niños lo más temprano posible. Los padres impotentes monigotes, víctimas ellos mismos de este proceso, son cómplices de este abuso a la niñez. Presentan a sus hijos, como si esto fuera una virtud, en el altar de las religiones, se los dan a un líder religioso para que los inutilice.  

Dame al niño y te daré al hombre dijo Ignacio de Loyola. Así pueden incapacitarlos mentar y espiritualmente, para así  para que llenen las sillas de sus iglesias y templos para que llene sus tabernáculos con dinero. La auto estima es tan solo una precio que se paga por mantener un lucrativo negocio.