Por Frater Pravus
Las religiones se han
asegurado que nazcamos con algún defecto.
Bill Maher
Cuántas veces hemos
escuchado que la importancia de la auto estima en los niños. La cual es una
pieza clave en el establecimiento de carácter y formación como seres humanos
mental y emocionalmente saludables. Donde se intentan evitar cualquier acción
de los familiares, escuela y sociedad en general que pueda vulnerar la auto
estima de los niños. Sin embargo exponemos a los niños a un perverso sistema filosófico
de vida llamada religión.
Una constante de las
principales religiones, ya sea en sus mitos de creación, de su visión del ser
humano o de su cosmología es que el ser humano es creado incompleta o con algún
defecto. El cual se manifiesta cuando el ser humano comienza a desarrollar su
criterio propio y actuar de acurdo a su voluntad.
Las religiones, no
importa la localidad geográfica enseñan dogmas tan estúpidos como el pecado
originar. Imponen visiones de mundo tan tontas como que la existencia es
sufrimiento y que venimos a esta vida a pulgar los errores de vidas pasadas.
Mas reciente las religiones nos han presentado postulados tan psicóticos como
que el ser humano tiene parasites interestelares que impiden su evolución. Hay
tantas tonterías como religiones establecidas.
La solución ese defecto, la religión que inventó ese
defecto.
Por otro lado, las
religiones inculcan que el ser humano está vacio si no tiene una deidad en su
vida. Sin la cual no se puede ser completo o feliz. Pero no puede ser alguna la
deidad que mejor le parezca al individuo, tiene que ser la deidad de la religión
específica que dice que estamos incompletos. Porque si no adoptamos esa deidad
entonces le estamos dando la espalda a la deidad que nos puede completar y
hacernos felices.
La inculcación de una religión
a los niños es la castración de su Ser. Es el decirle tu no estás completo, tu siempre
estarás plagado por un defecto que no se puede superar. Eres una persona lisiada
desde el nacimiento sin la posibilidad de poder recuperación. Y la única manera
de alivio es algo externo al individuo.
A los niños se les
dice que si siguen el camino de la religión no podrán superarse y auto realizarse
a sí mismos por la virtud de su ser o por merito propio. Si no por la gracia de
un ser superior intangible e imperceptible que mora en el plano de lo irreal y
la fantasía. Lo cual no se hace por el placer de mejorar sino para complacer a
ese ser imaginario antropomorfizado y sexualizado creado por los seres humanos.
Donde queda la
voluntad humana y el esfuerzo por mejorar. Donde queda la dignidad de ser un
ser humano que se sostiene por su propia inteligencia y su capacidad. A las
religiones no le interesa nada de esto. Personas que ejercen su voluntad y se
esfuerzan por mejorar no llenan las iglesias. Personas inteligentes que se
sostienen por sus propias capacidades no llenan iglesias.
No debe sorprender que
las religiones intenten reclutar y adoctrinar a los niños lo más temprano
posible. Los padres impotentes monigotes, víctimas ellos mismos de este
proceso, son cómplices de este abuso a la niñez. Presentan a sus hijos, como si
esto fuera una virtud, en el altar de las religiones, se los dan a un líder
religioso para que los inutilice.
Dame al niño y te daré
al hombre dijo Ignacio de Loyola. Así pueden incapacitarlos mentar y
espiritualmente, para así para que
llenen las sillas de sus iglesias y templos para que llene sus tabernáculos con
dinero. La auto estima es tan solo una precio que se paga por mantener un lucrativo
negocio.