¿De lo Espiritual? (y otras supersticiones)
Por Alejandro Ortiz
En otra vida fui un dedicado estudiante del esoterismo y el ocultismo. Puse
en práctica muchos de esos “estudios”. Lo hice de manera pública y muchos de
mis contemporáneos me reconocían como una persona de “vastos conocimientos
esotéricos y ocultistas”. Por mucho tiempo me disfruté de ser una “celebridad
menor” donde muchos venían a mí para concejos, consultas y recetas.
Eso fue en otra vida… pero muchos recuerdan esa vida…
“Yo me acuerdo” fue el saludo que me dio una persona que se acordaba de mi
pasado. Persona que estaba teniendo graves problemas familiares y quería
que “le hiciera un trabajo” para resolver todos sus problemas.
Tal vez fue mi perversidad, pero accedí a su pedido y le dije: Te voy
a ayudar. Esta sería una gran oportunidad para poner a prueba esas creencias
populares de “trabajos” y “brujos” que mágicamente les resuelven los problemas
a las personas.
El Problema
En este caso los problemas familiares surgían de la falta de comunicación
entre la pareja, y acciones poco asertivas y falta de atención del hombre hacia
sus responsabilidades como esposo y padre. Complicando la situación era que
este hombre no reconocía su responsabilidad ante la situación que estaba
viviendo, y le echaba la culpa a “brujos” que le habían hecho.
En especial culpaba a la madre de su esposa, quien él decía era la fuente de
los “brujos” que creía le estaban haciendo. La realidad era que el único
“brujo” que le estaba haciendo la madre de su esposa era recordarle lo mal
esposo que él era.
Como Preámbulo al Experimento:
1. Le realice una entrevista, de la cual obtuve
información de su vida profesional y familiar, de sus costumbres y actitudes.
Pero no la podría hacer de la manera profesional que haría un abogado o
trabajador social. Tenía que incluir todo un montaje teatral de las
expectativas de un ocultista. Así que le “realicé” una lectura del tarot, con
velas e inciensos y paños rojos y blancos. Eso era lo que la persona esperaba…
sino llenaba las expectativas, nada de lo que le dijera seria tomado en serio
(por irónico que parezca).
2. Luego de identificado los problemas (muchos de los
cuales fueron auto diagnosticados, pero no reconocidos) los primeros pasos que
le aconsejé fue ir a la playa para ‘limpiarse’ y luego al rio para
‘endulzarse’.
3. Le aconsejé ir a la iglesia para ‘mantener a Dios y a Cristo
contentos’.
4. Y le di una larga lista de artículos que necesitaría
para realizar el trabajo.
Todo dentro de las expectativas de las creencias populares.
El Experimento:
1. Le pedí que me trajera las flores que le gustaban a su
esposa para “preparárselas”. En realidad la única preparación que tuvieron fue
la de adornar mi cocina. Luego de preparadas se las llevó a su esposa.
2. Como él tenía la sospecha que le había “echado un
brujo” le recomendé llevar a su esposa e hijos a la playa para que se limpiaran
de esas fuerzas espirituales. Y que lo disfrazara todo como un día pasadía
familiar.
3. Luego le pedí que me trajera las frutas favoritas de su
esposa (repetí el pasa #1, hasta las probé). Más adelante, le volví a pedir lo
mismo con chocolates, hubiera recomendado traer joyas para “preparárselas” como
amuletos, pero esta persona no tenía los recursos económicos.
4. Siguiendo con el paso #2, esta vez le dije que llevara
a su esposa e hijos al rio, para que se “endulzaran”.
5. Finalmente, le dije que tenía que ir a la iglesia como
familia. Que tenía que involucrase en las actividades de la iglesia y poner en
práctica las enseñas. Le recordé que “Dios sabe lo que este en tu corazón, y
podrás engañar a muchos, y hasta a ti mismo, pero no a él”.
El experimento duro unos 6 meses.
Resultados:
1. Sus relaciones matrimoniales comenzaron a mejorar.
2. El comportamiento de los hijos comenzó a mejorar.
3. La suegra ya no le estaba haciendo “brujos”.
Durante todo el tiempo de la experimentación nunca hice algún brujo o
trabajo. Ni siquiera pensaba en lo que estaría pasando con esta persona. Seguí
en mi cotidianidad. Pero la persona creía que estaba metido en una recamara
ritual haciendo brujos, oraciones, hechizos y encantos. No caí en la trampa de
la adulación que en algún momento tanto disfruté.
La realidad es que puse a prueba todas esas supersticiones que tienen las
personas en relación con sus problemas y lo espiritual. Todas esas
creencias de brujos y trabajos son tonterías. Ser una persona considerada y
atenta a las necesidades de los demás, responsable por sus acciones, dejando a
un lado el egoísmo, combinado con una sana espiritualidad y participación plena
en su iglesia… Esa la clave para resolver los problemas, no “brujos” y
“trabajos.”
Ahora hay que repetir el experimento para ver si podemos duplicar los
resultados…
Pd. Los que dirían que lo engañé, están equivocados… porque le dije “te voy
a ayudar” y eso fue lo que hice.