lunes, 19 de agosto de 2013

Por qué no soy Masón: Introspección… o la falta de ella





Por Frater Pravus

Una de las actitudes que más me chocó cuando fui masón es el bajo nivel de introspección personal e institucional que existe en la masonería puertorriqueña.

Parecería que los miembros han pasado por un proceso de lavado de cerebro a tal nivel que las fallas de la actual masonería puertorriqueña y la de los masones de la actualidad no existieran. Ese es el pensamiento que se encuentra en los miembros que han sido adoctrinados en el fundamentalismo religioso o los cultos.

Tal vez eso es en lo que se ha convertido la masonería puertorriqueña de la actualidad… una religión, un culto.

Este fanatismo por la “idea de la masonería” y del “masón” llega al punto de negar que puedan existir fallas institucionales y crean un aura de infalibilidad en la institución y sus miembros  y una sagrada inviolabilidad de sus líderes. Los masones puertorriqueños han llegado al punto de la ceguera voluntaria, que no reconocen las acciones erradas, aunque estas sean más que evidentes.

Una vez le comenté  a un “buen masón” y a su esposa de todo lo que había experimentado en la masonería puertorriqueña. Ese masón lo que me contesto fue que debía tener mucho coraje con la masonería… Para mí ese fue un momento de iluminación… el estigma de la masonería puertorriqueña se manifestó en esa persona.

Le presento evidencia irrefutable de las acciones deplorables de los masones y lo que hace un “buen masón” es minimizar el asunto con que tengo coraje… ni siquiera es capaz de reconocer los hechos.

Casos legales en los tribunales de Puerto Rico y una adjudicación y pena de que se cometiera un crimen, hacen al hecho existente. Independistamente de la indignación de una persona que lo esté reportando, la acción criminal es un hecho.

Esta deflexión, esta negación, lo que hace es hablar volúmenes del carácter del masón y de la integridad de la institución que lo acepta y protege ante ese otro masón que cometió esos actos criminales.

Cuan abominable era la situación cuando se me exigía prestarle honor y respeto a un alcohólico y chismoso. Era como si los otros masones no vieran el evidente alcoholismo de esta persona. Es como si sus faltas al estar llevando y trayendo chismes y creando garatas no importara… todo porque es un masón.

Cuanta vergüenza sentía cuando llegaba a una actividad a alguna logia hermana y nos ponían el galón de ron en la mesa porque sabían que ese viejo bebía mucho… Cuanta vergüenza me daba tener que compartir con un masón que robaba en su trabajo y otro que agredía a su esposa. O tenía que cubrir a ese masón que salía a la logia pero se iba a visitar a la chilla… 
Cuanta vergüenza siento de haber sido masón… y haber tenido que llamar a esas lacras “hermanos”.

La esposa del “buen masón” defendió la situación con un, “la idea de la masonería es muy buena, pero estos hombres fallan al ponerla en ejecución”.

Pero esto lleva a otra gran mentira para justificar la falta de entereza en la masonería. Porque seamos hombres falibles no significa que tengamos derecho a fallar. No tenemos derecho cometer errores y no esforzarnos en no cometerlos y cuando sucedan en rectificarlos… esta actitud no existe en la masonería de Puerto Rico.

El reto es a todos esos masones en Puerto Rico que busquen en www.ramajudicial.pr o en Google o YouTube o en los archivos del Nuevo Día los nombres de sus Venerables Maestro y Grandes Maestros y la de algunas de esas luminarias que llaman masones. Pidan un Freedom of Information Act a los ex militares para ver cómo han salido del servicio… Comiencen con un certificado de antecedentes penales…

Enfrentarse a la realidad de quien son es muy difícil. Admitir que los masones ya no son en su mayoría hombres libres y de buenas costumbres es difícil… y mucho más difícil es admitir que han fallado en hacer de hombres buenos, mejores…

Para eso se requiere introspección institucional y valor personal…   el cual yo no encontré en la masonería puertorriqueña… Por eso no soy masón, porque se ha convertido en una institución donde preservar la apariencia es más importante que la integridad moral…

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