martes, 13 de noviembre de 2012

La Nueva Academia de Yabne

Cerca de mil quinientos años después que Moisés le diera la sagrada ley a los hijos de Abraham se fundó la Academia de Yabne. Esta fue establecida por los hijos de Isaac en la tierra que les había prometido su D-os, con la intención de construir un refugio en el cual se pudiera estudiar aquello que era lo más sagrado. Ese gran conocimiento que le fue entregado a Adam en los portales del Edén.

Bajo la dirección de rabinos como Yojai y Akiba se prospero infinitamente. Allí se dedicaron a desarrollar los estudios y trabajos que les llevarían a usar el carro y del árbol. Buscar lo que Adam había perdido después de su expulsión era la meta. El conocer y reconocer a D-os era lo más importante para los estudiantes en Yabne.

Como toda empresa creada por las manos materiales, con el transcurrir del tiempo, la Academia de Yabne se desbando. Sin embargo se necesitaron varias centenas de años. Luego de los embates de las comunidades que la rodeaba, de la incomprensión religiosa y hasta fortuitos ataques militares, se abatieron las columnas del templo. En efecto la gran obra que se edificaba allí fue suspendida, o más bien los trabajos fueron pospuestos hasta el momento en que fuera más oportuno proseguir con ellos.

Un poco menos de mil quinientos años después, al occidente de las ruinas de la antigua Academia de Yabne, se establece una nueva academia. En su simpleza arquitectónica residía su majestuosidad. Ya que no la adornaba piedras de granito o mármol, ni maderas exóticas, tampoco su diseño reflejaba credo alguno. Simples vitrales que se transformaban según quien los admiraba eran el único adorno de las pálidas paredes. Simples tapices bordados servían de puertas a las extensas bibliotecas y a los salones desprovisto de mobiliario que servían de templos.

Pero era su más importante diferencia el hecho que en esta nueva Academia se aceptaba, no solo la los hijos de Isaac, sino, a todos los descendientes de Set. No importaba si eran los hijos de Abraham, de Caín, de Ismael o de Isa. Tampoco importaba si eran seguidores de la Loto, hermanos de la Rosa y la Cruz, tampoco si adoraban Gaia y Proserpina, o si eran los Hijos de la Viuda. Inclusive hasta aquellos que seguían su voluntad mediante Mega Therion o aquellos de los senderos de la siniestra eran aceptados. Las puertas se habían abierto a todos los que querían entrar a la nueva Academia en Yabne, siempre que estuvieran de acuerdo con, y dispuesto al, trabajo hecho en la ruinas de la Antigua Academia.

La localización de la nueva Academia no era un accidente. Esta había sido localizada al occidente por los nuevos rabinos de la Academia, de quienes se decía eran tan sabios y poderosos como los de antaño, para poder levantar las ruinas de la Antigua Academia. Pero los rabinos no lo podían hacer solos. Desde la destrucción de la Antigua Academia e inevitable diáspora del conocimiento, este se había diluido en las leyendas y mitos de los gentiles. Así, por funcional y efectivo que fuera, el conocimiento no era completo en ningún lugar. Por eso las puertas se habían abierto a los impuros para que trajeran sus conocimientos y experiencias. Para que estos pudieran ser recopilados y limpiados de las impurezas de la cotidianidad.

Para muchos del pueblo escogido por D-os, que aun se aferraban a los mandatos de Aron y Levy, esto era una aberración. Lo consideraban una aberración porque los espurios no debían ser permitidos en los sagrados recintos de la tradición. Porque el conocimiento de la tradición no podía ser compartido con aquellos que, según ellos, eran indignos. Pero más importante, se oponían por su ignorancia de los verdaderos planes de los rabinos.

Al igual como lo hizo Salomón para construir su templo, planificaban utilizar todo su poder y conocimiento para invocar y evocar a los seres necesarios para levantar las ruinas de la Antigua Academia. Así como Salomón obró, de un mal poder crear un bien. Y recuperar lo que se había perdido, sus planes trascendían lo evidente.

Para esto todos los profanos, o más bien los que se habían convertidos en profanos, porque en un principio todos eran parte de un templo aun mas grande, vendrían del trabajo al descanso. Los rabinos determinaron que los primeros y principales obreros serian los hijos de la viuda.

No por ser superiores a los demás, sino porque estos eran maestros constructores que conocían la acacia. Que habían descifrado los misterios de Euclides y custodiaban los de Pitágoras. Ellos eran la base porque ellos podrían construir con ángulos rectos y establecer líneas perpendiculares. Eran diestros en el uso del nivel y la plomada, de la regla, escuadra y el mazo, los que tenían mayor experiencia sabían usar el compás y el sextante.

Los hijos de la viuda estuvieron allí cuando Salomón construyó el primer templo. Ellos fueron los únicos testigos de la manera y las técnicas que se utilizaron. Aunque ellos no lo recordaban, y solo se reconocían en las leyendas, ellos prepararían el terreno para la resurrección de las ruinas del pasado…

miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Por Qué Soy Odfelo?


Husmeando entre los archivos de mi logia odfelica encontré este documento…  lamentable que su autor no esté mencionado en el mismo… NO reclamo ser el autor.

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Soy Odfelo, porque necesitaba unirme a un grupo fraternal, donde pudiera encontrar verdaderos hermanos.

Soy odfelo, porque al entrar a esta institución, pude ver que había encontrado un grupo donde existía:

1.               El fundamento de todas las instituciones.
2.           El principio de todas las organizaciones.
3.           El fin de todas las asociaciones.
4.           La democracia de todas las constituciones.
5.           El espíritu de cooperación de todas las cooperativas.
6.           El calor humano de todas las hermandades.
7.            La forma de gobierno de las mejores democracias.

Llegué, entré y me quedé.

Donde podré encontrar  un grupo donde cabe en su seno hombres, mujeres y niños viviendo una vida de hermanos conscientes del dolor y la alegría y tratando de estar presentes cuando se necesitan.

Soy odfelo, porque al conocer la luz del odfelismo, fui saludado por preceptos de amor, sinceridad, afecto y moral. Entre los preceptos logro resaltar:

1.               El que quiera enseñar, debe primero aprender.
2.           El que quiera comandar, primero que aprenda a obedecer.
3.           No le hagas a nadie lo que no te gusta que te hagan a ti.

Con estas reglas como columnas y fundamento, las palabras amor, amistad y verdad, la Orden Odfelica se ha perdurado por siglos. Tratando de adelantar progresivamente a la humanidad conduciéndola por los senderos de la virtud, sabiduría y la felicidad.

¿Por qué soy odfelo?

Porque aquí me sentí realizado y reconocí que había una razón de vivir, ayudando al prójimo y encaminándolos hacia una feliz realización.

Por esto amigos y hermanos, además de una creencia en un dios todo poderoso, es la razón para gritar a los cuatro vientos…

¡SOY ODFELO!

Autor Desconocido